viernes, 27 de mayo de 2011

Posición

Me preocupan los despertares repentinos en camas que no son como la mía, sin coordenadas visibles y de lentillas resecas. No encontrar las gafas, en noches menos tormentosas, a la distancia del brazo estirado. Y despertarme de un sueño-pesadilla y darle al on a mi cerebro y no recordar, por segundos, de dónde vienen los ladridos de esos perros.
Necesito gps permanentes, sentirme parte de un mapa, un punto geodésico de esos que a veces aparecen en el monte, al borde de la carretera, repleto de pintadas, firmas, insultos y te quieros adolescentes, roto o a veces intacto pero olvidado. Por lo menos eso. Necesito un satélite que flote sobre mí sin que yo lo vea. Un punto de fuga y otro de retorno. De ida, de regreso o de permanencia. Y lo mismo para los recuerdos, para las frases sueltas, un cuaderno, un disco duro,  una foto, un sonido para localizar mi memoria. Da igual.

sábado, 14 de mayo de 2011

Ulises en la ventana


Querido Hombre Que Callas Demasiado: no puedo evitar hablarte de la simultaneidad de las ventanas, las coincidencias horarias y de todo aquello que con nueve años me fascinaba. Cuántas personas estarían en ese momento haciendo el amor, cuántas estarían dando un paso, iguales, la misma distancia desde el suelo al pie, el mismo ángulo de inclinación entre los dedos y el talón. Cuántas. El mundo entero para imaginar. Y heme aquí, maravillada tal vez con la magia de los minutos que te conectan con los demás a quienes tampoco importo. Mirando por una ventanita que me conecta con el mundo de manera parcial, como la que tengo a la derecha de donde trabajo a diario. Miro el mundo a través de ella, como si el mundo estuviera habitado sólo por los vencejos de estas mañanas de primavera, o por las palomas que aletean con demasiada fuerza, los gorrriones que se han metido a la cocina, los vecinos que ponen salsa o la vecina que tiende su ropa mirando al sur. Ventanas por las que miro y calculo la sincronización de nuestra vida, la tuya y la mía, y la de ellos, todos indiferentes, no sé si yo. Calculo distancias a través de mis ventanas, y todo es igual a cero que no es nada. No-distancia entre tu vida y la mía.

 Cálculos inútiles y la espera

Marabú

Intentándo quitarme el luto que de moral no guardo, me probé un vestido de plumas de marabú.
Hombre Pez si me hubieras visto. ¿Saldrías del agua acaso para sentir cómo se movían las plumas cuando me imaginaba bailando contigo? la suavidad en mi escote, la caída en mi cintura, las cosquillas en las piernas, el vuelo, la piel...


Sin embargo, tu triste viuda sosa quedó seria en la foto

viernes, 6 de mayo de 2011

Onirismo 5

Eras tú con una camiseta roja y yo que pensaba,
ya está,
ya no siento.
Y sin embargo te ibas,
yo no miraba,
y creía,
me autoconvencía,
que ya por fin.

(Sería el rojo amapola cuando hice la foto, o, como dijo Juarroz, " un perfume que retrocede sin volver a encontrar su origen...", ah, memoria olfativa)