miércoles, 19 de octubre de 2011

Ser spam

Era como hacer mil saltos en paracaídas con una caja llena de sorpresas que no le interesaban a nadie. Y caer mil veces en un descampado. Campo adentro. Sin carretera cercana para hacer autostop.

lunes, 10 de octubre de 2011

La belleza y la guapura

En un arrebato de responsabilidad, no lo acompañé al puerto. El otoño había llegado con su luz dorada a medio día y ese airecito que te levanta la falda, se cruza en los muslos y está bien. Sin embargo decidí quedarme a cubierto, pasándome los dedos por mi pelo brillante y que olía a él.  No es un olor concreto. No tiene marca registrada. Es un olor ligero que está pero que no se localiza, y que yo tenía enredado en mi cuerpo mientras él se lo llevaba a cuestas, maleta en mano, rumbo al sur, único destino problable desde el círculo polar.
Se acabó el verano en Hudiksvall, le dije cuando le enseñé que mi maleta estaba en la otra esquina y mi billete quedaba por imprimir. De esta cama en adelante no sé qué hay, ni a dónde se llega - seguí diciendo mientras me paseaba desnuda ante su sonrisa-, y puede que tampoco importe. Me sentí bonita y todo fue belleza alrededor sin mayores estridencias. Belleza zen, de cabeza en blanco, de perfección de cuerpos, de paz con una mesa y un vino esperando.

jueves, 6 de octubre de 2011

Fotogenia

Podría recordar lo que pensaba en el momento en el que me hicieron determinadas fotos, aunque ahora empiezo a dudarlo. Era fina en eso, en montar altares y recordar el día, objeto y motivo de culto. Santos elevados al Cielo por rezos de la mártir Viuda: empiezo a olvidar.
Me pinté las uñas de los pies hace poco menos de dos meses y me gusta ver cómo crece la uña desplazando el color. Te preguntan en qué momento te gustaría que se hubiera detenido el tiempo para que se repitiera lo mismo en bucle y si acaso llamaras a eso felicidad, y no respondo. Miro mis uñas, la carpeta de impagados, y el extracto de ingresos. Pienso en mis hormonas. Los ciclos que permanentemente me recuerdan el paso del tiempo. No quiero hablar de arrugas, de la edad de los hijos, de las canas. Intento recordar lo que pensaba en ciertas fotos y me doy cuenta de las que no he tomado. No he querido ni quiero, ya no. Detener el tiempo y perderme eso que se supone que ya vendrá y compensa, detenerlo en qué punto si ya sabes que alguien vuelve a darle al on.