lunes, 12 de marzo de 2012

Tormentas solares

El pronóstico anunciaba tormentas y auroras boreales a disposición del turista. Allí me fui. Volvimos casi a la vez a Hudiksvall, desembarcando cada uno por nuestra cuenta. La misma cama, el mismo hotel, el mismo paisaje al otro de la ventana. Los pies que se rozan, el sol que sale mucho más pronto que la última vez. Se terminó el verano, nos despedimos en otoño, pasó el invierno, con sus letargos de amores y pasiones, y se adivina la primavera, así, con partes meteorológicos de mucho más allá del cielo.


jueves, 1 de marzo de 2012

Los Cuatro Postes

Una se acostumbra a tomar desnatada, sacarina, a deconstruir la ensalada y el guiso, a vestirse sin pulseras, incluso sin perfume, a bajarse del todoterreno, a vivir en menos metros, a comunicarse sólo por escrito, a no decir ni mu y a que cuando lo dice parece eso, efectivamente, un sonido de fondo, en el campo. Y también a dormir sola en la misma esquina pero de la nueva cama, más pequeña, pero sin ocuparla entera. Y deja el colacao, el pan bimbo y que los hijos se vayan, y ya ni se pregunta dónde y cuándo aprendió a renunciar a tanto como si nada, como si le resbalara, apenas sin rebelarse, sin sentir, o es que acaso a eso había que acostumbrarse también, a imaginarse y tal vez atreverse a que un lunar podría rebanarse como quien no quiere la cosa, igual que pasaba con aquella lentilla rajada, que molestaba ligeramente,  pero a pesar de todo la prefería a las gafas. En qué momento se creyó tan todopoderosa para convencerse de su propio invento de resignada, de santa teresa que no se sacude las chanclas...