lunes, 25 de abril de 2011

Mi trapecio

Redacción.
Mi trapecio tiene una ligera inclinación que me hace perder el equilibrio en mis acrobacias y por eso el lunes me hicieron un masaje.
Presión,
amasamiento,
calor,
digitopuntura y reiki.
Desde mi trapecio me balanceo y sin embargo duele.
Duele cuando miro, cuando juego, cuando se enredan sus cuerdas y, para deshacerse, me mareo. Es vertiginoso el ritmo, y al final, la inercia, la fuerza inicial, la casi caída, agárrate bien.
Desde mi trapecio también recuerdo cómo eran las cosas allí abajo, y cómo, por mucho que me empeñe, que te cuente los defectos y me quede sin dedos, sin manos, sin pies, vuelves, y llegas a mi con la forma de siempre, y me envuelves, una hiedra-díríamos-seamos-cursis, y me duelen las manos al agarrarme, y entonces intento otro salto mortal, pirueta sin red que me salve, una rodilla mágica me sujeta a mi trapecio, y me vence de repente el dolor de espalda, y me veo colgar, pendular, rendida, inerte, el pelo en la cara, agotada.

 
Dijo alguien cuando escuchó esto: "A little bit dark and very soulfull". Yo pensé: muy tú.

2 comentarios:

Lara Meana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
la trapecista dijo...

uién sabe qué hilos nos entretetejen
si esos seis grados de separación son aún menos
el caso es que aquí nos tienes, dos trapecistas con vértigo

(la imagen es una escultura de Giacometti, así que no tienes que pedir permiso, supongo que pertenece, en alguna forma, al patrimonio de la humanidad... quizás lo que deberíamos haber hecho es nombrarle, de alguna forma)

un abrazo; te seguiré