miércoles, 22 de diciembre de 2010

Maligno es el nombre de otra canción

Querido Hombrepez, ahora que parece que has vuelto y que puedes guardarme rencor, me viene a la cabeza un poema, que me recitaron en una noche de infidelidad*, y que tal vez tú, ahora, resentido y resucitado, podrías cantarme a la cara por creerte muerto, por enterrarte vivo.


TANGO DEL VIUDO 
OH Maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola perra podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre
y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas,
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún 
quejándome del trópico de los coolíes corringhis, 
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño 
y de los espantosos ingleses que odio todavía.


Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola! 
He llegado otra vez a los dormitorios solitarios, 
a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez 
tiro al suelo los pantalones y las camisas, 
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes. 
 

Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.

Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde 
el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,
y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocina
acostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:
bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,
de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,
y la espesa tierra no comprende tu nombre
hecho de impenetrables substancias divinas.


Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas
recostadas como detenidas y duras aguas solares, 
y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,
y el perro de furia que asilas en el corazón, 
así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora, 
y respiro en el aire la ceniza y lo destruido, 
el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.


Daría este viento del mar gigante por tu brusca respiración 
oída en largas noches sin mezcla de olvido, 
uniéndose a la atmósfera como el látigo a la piel del caballo. 
Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa, 
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada, 
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo, 
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.


(Pablo Neruda)

 *Sr. H. usted ya sabe...

4 comentarios:

D dijo...

"...cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas."

Hágame usted otro nudo en este dedo gordo del pie... y cuando no vea más que espanto... tire suavemente de él.

Viuda de Hombrepez dijo...

Cuán grande es usted...

hombrepez dijo...

Querida viuda....

nada de rencor o resentimiento, me puede la alegría del (re)encuentro que espero sea definitivo...

Prefiero cantarte este poema, que te dejo (para alguna noche de fidelidad, tome nota el Sr. H)


AMANTE FIEL

Si fueras el pecado y su tragedia,
quien aplica tortura
o simplemente firma los papeles,
si te fueras con otro
o compartieras cama
conmigo y otros hombres,
si fueras de una secta,
monjita de clausura o esclava del Diablo,
si huyeras de mis ojos
y arropases los tuyos
con una causa injusta,
si asesinases a tus padres
o incluso a nuestros hijos,
si mintieses en todo
o fueses tan sincera
que tu palabra hiriese
como daga o venablo.

Si levantases cada minuto
un falso testimonio
sobre mí...
te seguiría amando.

LUIS FELIPE COMENDADOR

Viuda de Hombrepez dijo...

Sonrójome.